Soy BUHO, (DE LAS PLANTAS SAGRADAS AL CAMINO INTERIOR)
SOY BÚHO de JUAN CARLOS TORRES
UN VIAJE DE CONOCIMIENTO
(DE LAS PLANTAS SAGRADAS AL CAMINO INTERIOR)
¿DE QUÉ SE TRATA TODO? ¿Cómo funciona el misterioso engranaje de la existencia? ¿Cuál
es el plan detrás de las escenas aparentemente aisladas y caóticas de nuestras vidas? Estas
han sido las preguntas filosóficas y existenciales que todos los humanos compartimos y que
siguen sin ser resueltas. Para acercarse a una respuesta, hay que alejarse del mundo que
soñamos habitar y del drama que imaginamos vivir, tomar distancia del personaje que
creemos ser y contemplar el cuadro completo, no solo una ínfima parte. En otras palabras,
conectar los puntos. Eso es lo que hace el Búho, autor espiritual de este libro, y lo que ha
buscado Juan Carlos Torres, su álter ego, durante varios años de indagaciones, viajes y
encuentros, con la ayuda de medicinas sagradas, como el yagé o ayahuasca, el iboga, la
huachuma, el kambo y el bufo, además de terapias hipnóticas y una peregrinación de
cuarenta días por el Camino de Santiago de Compostela. Una exploración sustentada por las
prácticas y saberes ancestrales de los pueblos originarios.
Esta es la crónica de esa búsqueda y de los hallazgos que cambiaron su vida, como pueden
cambiar las de sus lectores. Es el diario de un viaje —un viaje de conocimiento— al interior de
nuestro Ser inmortal: el UNO colectivo que nos reúne y nos revela.
Una llave
Esta no es una novela.
Esta no es una creación literaria.
Esta no es una ficción para distraernos de la verdad desconcertante —o maravillosa— de la
existencia.
No es un tratado científico o erudito.
No es un relato de percepciones.
No es un juego —aunque forma parte de un juego—.
No es un entretenimiento más.
Es un testimonio.
Un testimonio y, a la vez, una llave.
Una diminuta llave que puede ayudar a descifrar el código de la vida.
Así, sencillamente: una llave para descifrar el código de la vida.
Puede leerse como un cuento, pero no es un cuento.
Cada suceso narrado, cada escena de esta obra que se va tejiendo con los retazos del
tiempo, se basa en la realidad: una realidad que va más allá —mucho más allá— de lo que
vemos y sentimos.
La realidad de la existencia. O dicho aún mejor: la realidad del sueño de la existencia.
Aquí está la llave. Tómela e insértela en el pequeño orificio que abre todos los misterios. O
déjela a un lado. Es su decisión.
Porque tarde o temprano la usará, como yo lo hice.
Puede ser... AHORA.
En su perfil de Twitter, Juan Carlos Torres (Bogotá, 1963) se define como “un viajero espiritual,
un peregrino más en el camino de la vida”. En esta definición está la clave de su nuevo libro,
Soy Búho: un viaje de conocimiento. Más allá de títulos o cargos, de premios literarios o de sus
otras publicaciones, lo que plasma el autor en esta obra es el resultado de décadas de
estudio e interés sobre temas espirituales y esotéricos, condensadas en sus experiencias
mágicas y al mismo tiempo reales. Toda biografía se hace irrelevante frente a la única frase
con la que quisiera ser descrito: un indagador de los misterios del universo.
Torres es un escritor con amplia experiencia en los temas de la historia contemporánea
colombiana. Es abogado de la Universidad Javeriana de Bogotá, con especialización en
Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Fue asesor de discursos del presidente Andrés Pastrana,
consejero en la Embajada de Colombia en EE. UU. y director
de discursos de la Presidencia de la República en los dos
periodos del presidente Juan Manuel Santos. Ganó el Primer
Concurso Nacional de Cuento Fernando Soto Aparicio (1990).
Ha publicado el poemario Sueño y eternidad (1981), Operación
Jaque: la verdadera historia (2008), El gran libro del
bicentenario (2010), como editor y compilador, y Una
conversación pendiente (2021), en coautoría con Ingrid
Betancourt y Juan Manuel Santos. Ahora incursiona en la
literatura de exploración personal, espiritualidad y esoterismo
con este libro singular.
Colombia
Algunos fragmentos
«Al final no me importaba tanto si venía de mi memoria ancestral o de mi subconsciente; era
información relevante que iluminaba mi camino en este mundo y hacia el despertar».
«Más que paz, incluso más que amor, lo que sentí en esta dimensión a la que me abrí fue
plenitud. La plenitud del ser. Y esa visión —que no fue visión, sino experiencia— abrió un
horizonte infinito a mi conciencia».
«Cada alma que recuerda —así sea un poco— su verdadero ser, hace que las demás
comiencen a recordar. Es como una chispa que se enciende, y luego enciende a otra y esta
enciende a otra, hasta que todas esas chispas, convertidas en llama, en relámpago, en
destello, terminan por iluminar y revelar lo que siempre ha estado ahí, solo que cubierto
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