entrevista tomada de: ClubdeLectores.com,
SURGIMIENTO DE SU VOCACIÓN LITERARIA
Afortunadamente, nací entre libros, vivo entre libros y me voy
a morir entre libros. Toda la parte de arriba, todo lo que usted ve aquí, los
armarios de esta casa, pues es una biblioteca que me ha costado mucho trabajo
formar. Pero yo nací en Santa María la Ribera. Estoy orgulloso de haber nacido
en la calle del Álamo, que hoy se llama Mariano Azuela. Y en la casa donde nací,
como era muy grande, había tres viviendas; en una de ellas estaba mi abuelo,
Mariano Azuela; en otra estábamos nosotros, que éramos 8. Vivíamos en la casa
del centro; en otra, que era la casa del fondo, estaban mi tío y sus hijos. Y mi
padre era un magnífico lector. De modo que había tres bibliotecas: la biblioteca
de mi abuelo, la de mi padre y la de mi tío. Pero muy especialmente la
biblioteca de mi padre. Desde muy niño, hizo que los libros fueran mis
compañeros de toda la vida. Sin embargo, quiero decirle que yo no me orienté
primero hacia la literatura. Fui un lector muy desordenado. Mi aspiración era
ser violinista. Ahí tengo mi violín; toco de vez en cuando, pero ya no con el
mismo entusiasmo de aquellos años.
LOS LIBROS EN SU VIDAMark Twain, Salgari, Julio Verne y un libro muy bonito,
cursilón, que nos gustaba mucho en ese tiempo: Corazón, Diario de un niño
. ¡La literatura infantil de la época! Pero a mí me llamaban mucho la atención las biografías de
músicos. Leí muchas biografías de músicos: de Mozart, de Händel, de Bach, la
biografía de Paganini, El arco mágico , la de Beethoven, que me
impresionó mucho. Viví en tres ambientes: el de mi casa, que era el de una
familia que se iba "adecentando", "aburguesando"; el ambiente del barrio, un
barrio fuerte, porque, afortunadamente, fui educado en escuelas oficiales, y un
tercero, el ambiente de los Altos de Jalisco, porque nos llevaban de vacaciones
largos meses del año a Lagos de Moreno. Entonces, mi oído, sin darse cuenta, fue registrando esos tres
lenguajes, más el lenguaje de los libros y el lenguaje musical. Desde entonces
fui un lector desordenado, desaforado. Cuando me di cuenta de que no podía ser
violinista, me propuse -¡hágame usted el favor!- ser ingeniero. Y ya estaba yo
muy entusiasmado con cursos de matemáticas. Que fueron mi salvación las
matemáticas: un mundo de enseñanza e investigación, viajes, ¡en fin! Y aunque di
con las matemáticas, siempre fui un lector. Además de las matemáticas, tomé la carrera de historia y me
dediqué a la historia de la ciencia. Tengo textos publicados sobre historia de
la ciencia. Pero ya le digo, los libros me han acompañado toda la vida; han sido
para mí fundamentales, no solamente como un goce o como un conocimiento del
idioma, como un juego, sino un conocimiento de la historia y de uno mismo.
Porque yo voy desde la historia hasta el psicoanálisis, de los laberintos del
lenguaje hasta cuestiones sociológicas. No hay día que yo no tenga en mis
lecturas, desde El Quijote hasta las ciencias de la probabilidad cuántica.
ARTURO AZUELA, PERIODISTA Voy a festejar en el año 2005 mis cuarenta años de periodismo.
En 1965 me acerqué por primera vez al periodismo para hacer divulgación de la
ciencia. Pero en el ambiente del periodismo me encontré con muy buenos
escritores, o a quienes iban a ser muy buenos escritores. Primero traté
directamente a Edmundo Valadés, que era el jefe editorial de Novedades ,
cuando escribí por primera vez artículos de divulgación científica. Entonces comencé a ordenar mis lecturas: la novela de la
revolución, el realismo mágico, lo real maravilloso, que la antinovela... Ya en
esa etapa empecé a orientar mis lecturas literarias. Como dije antes, viví,
afortunadamente, rodeado de libros, por mis familiares; pero también del barrio
bajo, del barrio duro y del lenguaje de los Altos de Jalisco. Todos estos
lenguajes se recopilan en mi primera novela, que publiqué en el 74, hace ya más
de 30 años, que ofrece ya un menú a los lectores de lo que voy a ser como
escritor. ¿Por qué se considera afortunado de haber sido educado
en escuelas públicas?Eran las mejores escuelas en mi época. Uno tenía la
oportunidad de convivir con personas de las más diferentes clases sociales, al
menos en mi tiempo. Estaba el hijo de la tortillera, del carpintero, de algunos
doctores, de abogados, de toreros... Convivíamos niños de muy diferentes
orígenes, tanto provincianos como de la ciudad. Esa es una gran educación, una
gran formación, ¡que no se olvida nunca!, que la trae uno arraigada en el alma,
en la circulación. Cuando le referimos el comentario escuchado por Club de
Lectores de que la época en que dirigió la Facultad de Filosofía y Letras, según
ex alumnos que la vivieron, fue un periodo dorado de gran ambiente académico,
respondió con una sonrisa sorprendida.¡Ah! ¡Yo no lo sabía! Pero eso era lo que yo buscaba, que se
respirara un ambiente académico y al mismo tiempo universitario, que significa
tolerancia, aceptar la discrepancia, el diálogo, el respeto a las elecciones.
Por eso me costó tantos problemas, porque a las autoridades centrales no les
gustaba la manera como yo dirigía. Soy un espíritu democrático y me tocó una
época muy difícil, muy vertical. Pero estoy muy contento con lo que hice. Estoy
muy orgulloso de haber sido funcionario. Pero soy muy mal político, porque me
llevo los problemas a la almohada. Y sufro, y no puedo estar comiendo sapos y
culebras. Pero siempre, en todos los trabajos que tuve: La Casa del Lago, la
dirección de la Revista de la Universidad, el Sistema de Universidad Abierta, en
Bellas Artes, en Literatura, la Facultad de Filosofía y Letras -que fue para mí
una cumbre-, en todos ellos traté de ser un buen funcionario. Siempre de puertas
abiertas. Traté de ofrecerles lo mejor a los jóvenes. Luego está la otra cara de
la moneda, los políticos profesionales, que lo acosan a uno, que lo calumnian.
¡Es muy duro! Pero yo no lo lamento. Ya viví esa etapa; ahora está muy lejos de
mí. Está cerrada. Ahora estoy dedicado plenamente a mis lecturas, mis libros,
mis cosas. La literatura me ha salvado, no solamente de la política, sino
también de mis malestares físicos. Ahorita ya estoy del otro lado. Hace poco
hice una lista de semblanzas de profesores y de universitarios destacados, que
pienso publicar próximamente. ¿DIFERENCIAS ENTRE LOS JÓVENES DE ENTONCES Y LOS DE AHORA?Los jóvenes de ahora tienen más libertad, menos prejuicios.
Pero, al mismo tiempo, siento que rompen un poco el ritmo. Me refiero no sólo a
los jóvenes mexicanos. Ahora que estoy enseñando en España veo que los jóvenes
-¡qué barbaridad!-, a los 20 ó 21 años ya lo saben todo, ya lo han vivido todo,
no sé hasta qué punto eso significa romper el ritmo de la naturaleza. ¿O así
debe ser? Tengo un poco la duda. No sé; soy muy relativista. En aquellos años los jóvenes no rompían tantos tabúes. Además,
estábamos apenas en los prolegómenos para llegar a este proceso democrático.
También era muy difícil para ellos, y muchos de aquellos jóvenes han fortalecido
la vida democrática del país. SU NOVELA ALAMEDA DE SANTA MARÍA Tengo novelas clásicas y otras que son totalmente de
vanguardia. Soy un espíritu clásico. Y Alameda de Santa María es
totalmente clásica. Además de ser una síntesis histórica de los casi 150 años
del barrio, contiene un personaje que es tres en uno, una trinidad. Él y sus dos
espectros van recorriendo el barrio y a través de él se hace la semblanza
histórica. También aparece una mujer cuarentona que está muy metida en el
mundo del esoterismo y representa más lo que está aconteciendo ahora en Santa
María. En ella me preocupé mucho por la estructura. Contiene tres
momentos: el amanecer, el mediodía, el atardecer, y luego un epílogo, donde,
fíjese que le di al clavo. Está publicado antes de que sucediera, pero en ese
epílogo yo profetizo que el quiosco de Santa María iba a ser renovado. Recuerdo
que paseé por ahí cuando estaban haciendo la renovación y pensé, "pero, ¿qué
está pasando aquí? ¡Esto lo escribí yo!" Y fui invitado a la reinauguración del quiosco. Es una de las
grandes satisfacciones que he tenido. OTRAS NOVELASTengo otras novelas de vanguardia con elementos muy novedosos.
Para citarle tres: El matemático es una novela en la cual el lenguaje
matemático es muy importante, que ha tenido mucha aceptación en las escuelas
científicas, tecnológicas, de ingenieros. El Politécnico publica una edición
preciosa. Está dirigida a esos jóvenes. Otra, con la que me he hecho amigo de la
gente del conservatorio, es Estuche para dos violines , con tema musical,
pero es de avanzada, de vanguardia. Y Extravíos y maravillas , donde
también se juega mucho con elementos históricos, y contiene un planteamiento muy
novedoso, o varios, sobre los navegantes portugueses, el descubrimiento de
América y la invasión de este continente. Ahorita estoy escribiendo la historia de una mujer; espero que
ahora sí me salga un personaje femenino, porque me salen muy bien las viejitas;
pero un personaje femenino... Incluso he recibido reclamos de amigas que me
dicen que por qué no hago personajes femeninos, que nada más viejitas, que no sé
qué. Historia de un pasaporte es la historia de una periodista; espero
que esta vez me salga bien. CONSEJOS PARA LOS FORMADORESEstoy convencido de que todo empieza en el hogar. Hay que
hablar con los padres, los tíos, los hermanos mayores. El lector se hace
fundamentalmente entre la infancia y la adolescencia. Hay casos extraordinarios
y rarísimos de personas que ya adultas empiezan a leer; pero la lectura empieza
en el hogar, entre la infancia y la adolescencia. Por eso es importante que se
fomente la lectura en el hogar. ¡Cuando menos una lectura infantil, ahora que se
están produciendo tantos buenos libros de literatura infantil! En las escuelas
tiene que haber pláticas con las asociaciones de padres de familia para que
estimulen la lectura en el hogar, y simultáneamente se fomente la lectura en la
escuela. Y también hacer lectura en voz alta. Es importantísima la
lectura en voz alta. Mucha gente no sabe leer, no sabe detenerse, lo que es la
puntuación, ¡el ritmo de la lectura! Es fundamental la lectura de buenos poemas
para niños, prosa y fábulas. Una de mis prioridades es hacer que los jóvenes
lean, pero no puede ser con una vara. LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS Y LA LECTURA
En realidad, actualmente se está leyendo más que nunca, frente a la pantalla de la computadora,
en el correo electrónico, la Internet; pero la lectura de libros es un placer
infinito; los libros dan una intimidad con la lectura que no da la imagen, ni
tampoco otros medios. Por cierto, las mujeres leen más que los hombres. Tengo
más lectoras que lectores... ¡Por eso tengo más enemigas! (Ríe con nosotros).
Eso es por lo que debo tratar mejor un personaje femenino; a ver si ahora, en
Historia de un pasaporte , me sale mejor. A ver si ya puedo ir
entendiendo los intersticios del alma femenina.
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