Salsipuedes de Harold Muñoz

 LIBROS PARA VACACIONES 

Harold Muñoz
Escritor Colombiano
                                                                    fotografía Ana María Lagos


Las bellas cicatrices de Colombia. Reseña de “Salsipuedes” de Harold Muñoz

Posted: 22 Jun 2022 07:33 PM PDT

TOMADO DE REVISTA LIBROS Y LETRAS

La novela es como el Cavernario, como Frankenstein, parece monstruosa, es oscura, está llena de cicatrices de todo tipo, pero en esa aparente deformación hay belleza evidente, no es difícil encontrarla; y hay lucidez, y humanidad, dignidad.


Harold es un niño “raro” en su conjunto residencial, solitario, y no puede meterse en la piscina porque tiene un problema en el oído, no tiene tímpano. El agua pasaría directo a su cerebro. Sí juega fútbol con sus vecinos, y es víctima del matoneo de uno de los niños más grandes. Alrededor de la piscina pasan muchas cosas, es el inicio de la vida en el lugar, el refugio para pasar las alegrías, u olvidarse de las tristezas; y una especie de agujero negro que se lo va tragando todo, un agua oscura que va llenando todo y ya hundidos que se salve quien pueda. Estamos en Salsipuedes, que es Cali, pero puede ser otra ciudad calurosa latinoamericana, y el ambiente es tensionante por la violencia del narcotráfico, y por la violencia en todos los ámbitos; pero los habitantes de la ciudad parecen estar acostumbrados, la sangre y la vida que no vale nada ya son parte del paisaje. 

En Salsipuedes parece que no pasa el tiempo, las voces se confunden, varios personajes cuentan las historias, pero podrían ser el mismo; y es que la literatura es un conjunto de eternidades, presentes que también son vacíos, pero luminosos. Dice uno de los protagonistas: “Sin reloj no hay tiempo —por ello están prohibidos en mi mundo—. Sin reloj, es decir, sin consecuencia temporal, todo —lo que pasó, pasa y pasará—  ocurre al mismo tiempo, en un probable eterno presente”. Y también dice: “En mi mundo, en expansión continua como el universo, somos lo que éramos y lo que seremos, pues la eternidad es inmensurable. En mi mundo —hecho de recuerdos y teorías— Nalleli aún me lleva al aeropuerto para que vea aviones despegando”. Y el libro tiene varias de estas epifanías, aviones despegando todo el tiempo, aviones que se estrellan; jóvenes que asumen la vida con energía, pero la ciudad se los traga, los engulle, y queda adaptarse o escapar de alguna forma, en los videojuegos, en la soledad, o en la literatura. 


«Sus páginas me recordaron a autores como Chuck Palahniuk y Denis Johnson, sobre todo al ya clásico “Hijo de Jesús”; también al gigante chileno Roberto Bolaño, en cuanto a libertad en la narración y atmósferas opresivas…»

Salsipuedes es la segunda novela publicada de Harold Muñoz; el escritor caleño fue finalista del IV Premio de Novela Corta de la Universidad Javeriana en 2016, al año siguiente obtuvo el Premio de novela Nuevas Voces Emecé Idartes y el Concurso de Cuento para Jóvenes Escritores Andrés Caicedo. Su primera novela Nadie grita tu nombre, publicada por Planeta, fue nominada al Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana de la Universidad Eafit en 2018. En Salsipuedes son notorios su talento, su oficio como escritor, su bagaje literario. Sus páginas me recordaron a autores como Chuck Palahniuk y Denis Johnson, sobre todo al ya clásico “Hijo de Jesús”; también al gigante chileno Roberto Bolaño, en cuanto a libertad en la narración y atmósferas opresivas; asimismo al ritmo caribeño y salvaje, al juego con la oralidad latinoamericana de Rita Indiana. En Colombia se le podría emparentar con el imaginativo Juan Cárdenas y con su paisano Antonio García Ángel que también explora el lenguaje oral vallecaucano.  

Pero la novela no sólo remite a otros escritores, es inevitable no acordarse de películas colombianas que exploran la violencia del narcotráfico, como “Perro come perro” y “Lavaperros» —cuyo guión escribió precisamente García Ángel junto a la premiada Pilar Quintana— de Carlos Moreno, también caleño. Las historias además nos hacen pensar en videojuegos, videoclips musicales de Mtv, y reggaetón, cómo no: la narración es rítmica y a veces desfachatada y en apariencia “sucia” como el género musical puertorriqueño. La novela mezcla de manera equilibrada cultura libresca, mitos griegos, con cultura popular, y esto es uno de sus mayores aciertos: es profunda, bien escrita, con muchos momentos poéticos, pero también es ágil, divertida, se puede decir que televisiva. Es una buena candidata para adaptación audiovisual, tal vez una miniserie de Netflix dirigida por un monstruo, mitad Carlos Moreno, mitad David Lynch; o un largometraje hecho de cortos que sean como golpes o balazos, un gótico tropical con Denzel Washington.  








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