41 mil palabras sobre Colombia: dinero, masturbación, infiernos, bebes, pereza, fútbol…
Gustavo Gómez presenta su más reciente libro
“Frases
mías no hay, porque este libro pretende
rendir culto al ego
ajeno, no al propio”
Por: Carlos Castro/Periodismo Sin Afán
En una entrevista Gustavo Gomez se definió como “periodista,
papá, pesimista, pobre pendejo”, pero además de buen periodista y excelente
papá, los otros dos calificativos son pocos creíbles en él.
Es
directo, sincero, inteligente y con un buen sentido del humor que ha sabido
utilizar a su favor en la labor periodística que realiza a diario.
Él
lo sabe y lo intuye, todas las mañanas desde que da la bienvenida a los oyentes
de “Hoy por hoy”, programa que dirige en Caracol Radio, que es uno de los
hombres con más seguidoras, pero eso no lo sonroja, tampoco le huye y, mucho
menos, lo pone en aprietos. Sabe cómo tantear el terreno.
Gustavo
es uno de los periodistas de mayor credibilidad en el medio. Tiene al país y
todo lo que sucede en él en su cabeza. Nunca se queda con algo por decir, sabe transmitir
y llegarle al oyente.
Acaba de publicar su nuevo libro. Anteriormente
escribió Frases de ataúd. Y los
demás, para él, han sido compilaciones. Su narrativa y el periodismo han ido de
la mano “hasta en los libros ejerzo el periodismo y el periodismo consiste en
oír a los demás no en oírse a uno mismo. Yo los oigo, ¡por escrito!”.
41
mil palabras sobre Colombia: dinero, masturbación, infiernos, bebes, pereza,
futbol… es su libro más
reciente y, en menos de dos meses en el mercado, ya va en su segunda edición.
La reciente Feria Internacional del Libro de Bogotá fue
el escenario perfecto para que muchos de los lectores, oyentes, televidentes y,
desde luego, admiradoras, lo conocieran y llevaran su libro autografiado.
En 41mil
palabras sobre Colombia reúne las frases que coleccionó durante toda una
vida dedicada a las letras, las palabras y sus significados.
Poco tiempo hubo para sentarnos a dialogar con
Gustavo, pero fue más efectivo y contundente, propio de su estilo, una
entrevista virtual. Dedicó unos minutos para hablar de este libro, en el que el
prólogo corrió por cuenta de otro mordaz periodista, Daniel Samper Ospina.
¿Cuántos años coleccionando estas frases y por qué su interés?
¡Todos! La mitad de mi vida. Siempre he coleccionado cosas, aunque en el
entendido de que primero la gente y luego los objetos. Si coleccioné latas de
cerveza, llaveros, estampillas y discos, ¿por qué no atesorar palabras, que se
inventaron para nominar todo eso que he coleccionado y amado?
¿Quién o quiénes son los que más participan con frases en este libro?
Los columnistas, sin duda, porque se permiten el lujo de definir el
mundo según sus propias leyes, intereses y pasiones. Y también los tuiteros,
que son columnistas de 140 caracteres pero mucho carácter.
¿Sobre qué tema hay más frases?
Esto es realmente un diccionario, organizado de manera similar al DRAE,
pero alternativo y libre, fresco. Hay de todo, aunque brillan generosas
acepciones de palabras como Colombia, político, periodista y optimismo.
¿Quiénes pronuncian las frases más inteligentes: los políticos, los
periodistas, la gente del común…?
En lo personal, admiro la capacidad que tienen de parir definiciones y
opiniones salpicadas de humor negro tipos como Camilo Durán Casas, Daniel
Samper Ospina, Eduardo Escobar y Lucho Garzón.
¿Quienes las no tan inteligentes?
La mayoría de los que aportan sus palabras en “optimismo”, un apartado
donde queda claro la gran disposición que tenemos los colombianos para hablar
“carreta”.
¿Alguna frase de estas la adoptó como suya ó lo hace sentir identificado?
La selección es mía y eso define la línea del diccionario, por eso me
identifico, sino con lo que dicen, al menos sí con lo que significan como punto
de partida para la reflexión la mayoría de estas definiciones. Mías no hay,
porque este libro pretende rendir culto al ego ajeno, no al propio.
¿Cómo ve el periodismo y los medios en la actualidad?
Se lo defino
robándome unas palabras de don José Salgar, con las que uno puede o no
comulgar, pero, en últimas, hay que saberlas digerir: “El periodismo hay que
estar inventándoselo todos los días. Ahora no hay periodismo. Hay
comunicaciones. En mi tiempo era un apostolado, un servicio público, la gente
no pensaba en ganar ni en volverse rico, sino en decir su verdad bien dicha. Lo
que yo le enseñaba a Gabo se lo describo con esta anécdota: una vez hubo tal
aguacero sobre Bogotá, que se inundó la Avenida Jiménez y a alguien se le
ocurrió sacar una lancha. El periódico salió a la misma hora de siempre, con la
foto de la lancha, y no había terminado de llover. Eso fue una hazaña. Eso era
periodismo. Hoy habría habido televisión o alguien con un celular, porque hay
más comunicaciones que periodismo. Hoy en día, a las ocho de la mañana,
cualquier periódico es viejísimo”.
¿Los medios alternativos a los que antes se consideraban tradicionales (radio,
prensa y T.V.), son competencia ó son complemento?
Todo y más: son medios por derecho propio, que siempre suman y que no
pueden ser ignorados o minimizados.
¿Un columnista que nunca deja de leer?
Uno que son tres. Los Danieles: Coronel, Samper Ospina y Samper Pizano.
¿Cuál es el libro que acaba de leer, el que está leyendo y el que sigue?
Terminé De profundis, de Oscar
Wilde, y quiero comenzar la edición aumentada de El oro y la oscuridad, la maravillosa mirada de Alberto Salcedo al
mito de Pambelé.
Película que
nos recomienda
Acabo de ver El judío Suss, una cinta alemana sobre
Matian, el actor que en 1939 accedió a protagonizar las repugnantes cintas
propagandísticas que Goebbles rodaba para promover a Hitler. Dura, triste,
conmovedora… hay que verla.
¿Cuál fue el
último CD que se disfrutó de principio a fin?
Increíblemente,
Tuskegee, un ejercicio que tenía todo
para fracasar: baladas ochenteras de Lionel Richie grabadas a dúo con artistas country. No entiendo cómo con elementos
tan poco atractivos pudo resultar un buen “platillo” como ese.
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